Los españoles estamos acostumbrados a hablar de dinero en
pesetas, sobre todo los de más avanzada edad.
Y resulta irónico, en esta situación de crisis oír: “pues
esta televisión vendrían a ser unas 60.000
pesetas”.
Resulta irónico oírlo, ahora que se cuestiona tanto la
permanencia de España en la Unión Europea.
España añora a la peseta, a sus duros, a la famosa perra
gorda.
Seguimos llamando al ahorrador pesetero, estuve buscando un
término equivalente a pesetero en euros y no lo encontré.
Es la nostalgia de la peseta.
Pero ¿que es la nostalgia?, ¿como podríamos definirla?
La nostalgia expresa un anhelo del pasado, que se encuentra
idealizado. La nostalgia que expresa que todo lo pasado fue mejor.
Y es que la nostalgia anula todos los malos recuerdos,
siempre que tenemos un sentimiento nostálgico es porque todo lo que recordamos,
es bueno.
Ahora ya quedan pocas tiendas del todo a cien, ya que
prácticamente se han cambiado por los famosos bazares o las tiendas del todo a
un euro.
Y os preguntareis que cual es la diferencia, que
prácticamente todo sigue igual y lo único que cambia es el nombre.
Pero mi abuela tiene clara esa diferencia.
Va al único todo a cien que queda en la ciudad, que ha
sobrevivido a los bazares y a sus precios tan competitivos.
Lo que la hace seguir, es el trato, la confianza, con los
dependientes que le atienden, ese sentimiento de amparo que ella tenía en la
época de la peseta.
Ese sentimiento que yo creo que les gobernaba a todos en
aquella época, de pensar que no teníamos que competir, que solo era España y la
peseta.
Que no era una competición como la que hay ahora con el
euro, de todos contra todos.
Porque tenemos buenos recuerdos de la peseta, tenemos la
nostalgia.
A mi modo de ver, es imposible volver a la peseta, sin embargo
muchos creen que lo es.
Entrando a hacer suposiciones, me pregunto, si saliéramos
del euro, a otra moneda, como recordaríamos al euro.
Es impredecible, pero creo que no sería con el mismo
sentimiento de nostalgia que le invade a la peseta.